5 Posibles problemas al aceptar un trabajo en el extranjero

Es bastante probable que a lo largo de tu vida recibas una oferta sugerente: un nuevo puesto de trabajo con unas condiciones fantásticas y un sueldo envidiable, pero en otro país.

Miles de personas se enfrentan a esta decisión, y mientras que algunos ni siquiera se lo plantean, otros aceptan instantáneamente, y muchos otros se tiran semanas devanándose los sesos en busca de una decisión acertada.

La verdad es que antes de aceptar una oferta de trabajo en el extranjero hay que plantearse muchas cuestiones, y es completamente lógico que surjan problemas que amenacen con “chafarte” una nueva aventura viviendo y trabajando en el extranjero.

En este artículo te traigo los 5 problemas más comunes que pueden convertir una “nueva vida en el extranjero con un trabajo fantástico” en un “infierno del que quieres regresar lo antes posible“.

1. Aceptar el trabajo en el extranjero sin asesorarse

Sólo porque siempre soñaste con enseñar español en un pueblo remoto de Nepal no significa que te encantará la realidad de hacerlo.

Aunque siempre hay que estar preparado para perseverar y superar las barreras durante los primeros meses en un nuevo trabajo en el extranjero, también hay que aceptar que, a veces, las cosas simplemente no funcionan, y si has firmado un contrato indefinido será difícil, si no imposible, rectificar y volver a tu país.

Las soluciones son simples: solicita un período de prueba o un contrato inicial temporal, investiga bien sobre el país en el que vas a vivir y tus obligaciones, pregunta a otros extranjeros de tu país que vivan y trabajen allí, compara el sueldo que ganarás con el coste de vida de ese país, etc.

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2. Comprar una vivienda en el país demasiado pronto

¿Por qué tanta prisa por comprar una vivienda en un sitio en el que todavía no te has asentado del todo? Una vez, en un foro, una persona comentaba de forma continua en todos los temas sus ansias de vender una espectacular casa en Grecia.

Por si fuese poco la vendía a un precio muy económico, en comparación con el tipo de vivienda y la zona en la que estaba.

¿Cuál era el motivo? Recibió un suculento contrato de trabajo para su empresa española con sede en Grecia, y no se lo pensó dos veces.

Pensando que las cosas había que hacerlas bien, organizó todo para no llegar con sustos: compró un coche de segunda mano, regularizó sus visado y, como no, compró una casa en una buena zona.

Evidentemente cometió un error. Después de 4 meses fue incapaz de seguir en su puesto de trabajo en Grecia, y acabó pidiendo la excedencia para volver a su trabajo en España.

Las costumbres, la incapacidad de aprender el idioma y diversas depresiones hacían que vivir en Grecia fuese para ella un infierno, y sin embargo, allí estaba: de nuevo en España y con una casa comprada (e hipotecada) en su infierno particular.

Alquilar una modesta vivienda es una decisión completamente acertada incluso si tienes un contrato indefinido en un país que apenas conoces, ya que nunca sabes si acabarás quedándote o tarde o temprano volverás a tu país.

3. No aprender el idioma

El mundo está lleno de extranjeros que se mezclan con otros extranjeros porque no son capaces de integrarse en la sociedad nativa debido a las diferencia de idioma.

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Tener amigos extranjeros en tu nuevo país puede ser una decisión acertada mientras aprendes a hacer frente a las dificultades de comunicación durante los primeros meses, pero para adaptarte completamente a tu nuevo país, debes sumergirte en su idioma: hablar con los nativos, equivocarte con las palabras y reírte de tus propios errores, salir de cañas con ellos, y en la medida de lo posible hablar lo menos posible en tu idioma.

También es una buena opción apuntarse a una escuela de idioma, ver la televisión local (si se puede, con subtítulos en tu idioma) o husmear por Internet (hay muchos cursos gratuitos, películas con subtítulos, etc).

Las posibilidades para aprender cualquier idioma son infinitas y conseguirlo sólo depende de tu esfuerzo y dedicación.

4. Intentar traer tu país de origen a tu nuevo país

Parece una contradicción, pero he conocido a extranjeros que nunca han abandonado su país de origen. Entras a su casa y parece que han traído su estilo de vida, sus costumbres ¡y hasta la comida de su país!.

No está mal que de vez en cuando un estadounidense eche de menos la mantequilla de maní o poder llevar su arma en el bolsillo viviendo en España, por ejemplo, pero si nunca come en restaurantes típicos (la comida típica) y necesita que su familia en Estados Unidos le envíe cada dos semanas paquetes llenos de su comida favorita, seguramente no esté haciendo suficiente esfuerzo por integrarse en su nuevo país.

Hay que esforzarse en adaptarse a las costumbres locales, probar alimentos típicos del país, asistir a fiestas y generalmente intentar adoptar la misma forma de vida de la gente.

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5. Actuar como si estuvieses de vacaciones

Como en el primer punto, vivir en algún lugar es diferente a estar de vacaciones, y así debe ser. Gastar dinero como si fuese papel higiénico, irse de bares cada noche y sentarse en la playa todo el día está bien durante dos semanas, pero la insolvencia económica, el alcoholismo y el cáncer de la piel se harán patentes si crees que vivir así todo el año tiene que ser “guay”.

Vivir en el extranjero supone cambiar tu entorno, tus costumbres y tu ritmo de vida, pero lo que no cambiará será que tendrás que trabajar y llevar una vida ordenada para poder vivir dignamente.